Imagine un mundo donde los embarazos físicos sean una reliquia del pasado y hayan sido efectivamente eliminados de forma automática. Gracias a la mejora constante de la atención médica, la inteligencia artificial y la ingeniería biomédica, los padres pueden ver a sus hijos desarrollarse en sistemas de incubación desde el cigoto hasta el feto en cualquier lugar y en cualquier momento a través de sus dispositivos electrónicos, sin necesidad de que ocurra un embarazo real.
Si bien esto beneficiará en gran medida a las mujeres en los países desarrollados con beneficios de atención médica accesibles, también causará divisiones dentro de varios grupos socioeconómicos, a menos que esté cubierto por los planes federales de atención médica como un derecho y no como un privilegio. La participación laboral de las mujeres seguirá aumentando, lo que ayudará a cerrar la brecha salarial de género y la penalización por maternidad. Sin embargo, también habrá protestas activas contra esta tecnología por parte de instituciones religiosas, corporaciones privadas y partidos políticos, entre otros, lo que podría generar preocupaciones éticas sobre su validez interna y externa entre la población civil en general.