Los drones han dejado de ser una herramienta militar polémica para ataques aéreos y se han convertido en dispositivos que están al alcance de los aficionados a los artefactos voladores.
Mientras los drones llegan a manos de más consumidores, los emprendedores descubren nuevas formas de emplear esta tecnología en sus proyectos comerciales.
Ryan Jenson hizo una demostración de su potencial en un evento de su nueva empresa, HoneyComb. Su idea es usar drones con el fin de explorar terrenos cultivados para facilitar los procesos de irrigación y control de plagas. De no identificarse en etapas tempranas, dichos problemas pueden costarle miles de dólares por hectárea a los agricultores.
En respuesta, los granjeros solo atinaron a rascarse la cabeza. Jenson dijo que le preguntaron: “¿Para qué necesitamos esas cosas? Y si son necesarias, ¿cómo podemos costearlas?”.
Jenson y los otros cofundadores de HoneyComb construyeron un prototipo. En un día soleado de agosto de 2013, reunieron a 50 agricultores en Gold Dust Farms, una finca agrícola de 3642 hectáreas en el sur de Oregon especializada en el cultivo de papas.
Por lo general, los agricultores exploran el terreno a pie en busca de problemas y abarcan unas 4 hectáreas por hora. El AgDrone de HoneyComb puede recorrer 283 hectáreas por hora y produce mapas 2D y 3D en alta resolución que pueden usarse para evaluar la salud de los cultivos.
Mientras el dron se elevaba en el aire, los granjeros observaban una pantalla que mostraba imágenes de los campos tomadas por la videocámara del dron. Cuando el aparato regresó, vieron las fotografías que había tomado en su recorrido.
“Se nos prendió el foco”, dijo Jenson, de 30 años, quien desde joven se ha interesado en la industria aeroespacial y la ingeniería. Fue a la universidad a los 14 años y comenzó a trabajar para la NASA a los 18. “Cuando se dieron cuenta y preguntaron: ‘¿Nos estás diciendo que podemos ver cada centímetro cuadrado de la finca cuando queramos?’, lo compraron”.
Un AgDrone de HoneyComb descubrió una fuga de irrigación con lo que evitó pérdidas de cultivos por una suma cercana a los 100.000 dólares. Otro agricultor pudo detectar a tiempo un brote de plaga en sus papas por lo que pudo aplicar el fungicida adecuado para salvar el cultivo.
La empresa, con sede en Wilsonville, Oregon, ahora tiene 16 empleados y ha recaudado 2 millones de dólares en financiamiento.
HoneyComb forma parte de una nueva ola de empresas emergentes de drones para uso comercial. Estas compañías tienen tiendas integrales en las que se venden los drones para recolectar los datos, así como el software para analizarlos.
“Los drones comerciales analizan las catástrofes, recopilan noticias, supervisan sitios en construcción y representan uno de los sectores tecnológicos de crecimiento más rápido”, explicó Lisa Ellman, socia de la oficina de Washington del despacho legal Hogan Lovells.
Iniciar un nuevo negocio dedicado a los drones tiene sus retos y uno de los más importantes son las leyes. Muchas de estas startups son pequeñas por lo que se les dificulta obtener financiamiento.
“Las leyes han dificultado que muchas microempresas salgan adelante”, comenta Jeffrey J. Antonelli, un abogado de Chicago especializado en drones. Sin embargo, las disposiciones legales poco a poco se adaptan al uso comercial de esta tecnología.
Desde que la Administración Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés) comenzó a procesar las “exenciones” en septiembre de 2014, se han emitido más de 5200 permisos para operadores de drones comerciales.
Buena parte de estos permisos fueron solicitados por compañías de fotografía, cine y bienes raíces. El mayor obstáculo radica en que cuando ya tienen los permisos para el uso de los drones necesitan contratar a alguien con una licencia para vehículos tripulados, como un piloto de helicóptero o avión, para que vuele los aparatos.
Algunos pilotos de drones comerciales no se han molestado en obtener una licencia. “Al igual que cuando se decretó la prohibición (del alcohol), se han puesto tantas trabas que la gente ha buscado la forma de sacarles la vuelta”, explicó Antonelli. Sin embargo, la FAA está por anunciar nuevas reglas para drones comerciales que pesen 25 kilogramos o menos, lo que podría simplificar el proceso.
Un cambio importante podría ser eliminar el requisito de contar con una licencia para artefactos tripulados. En lugar de ello, la certificación para pilotos de drones podría asemejarse a obtener una licencia de conducir, un trámite que podría completarse en semanas en lugar de meses.
Con un proceso reestructurado en marcha, la agencia predice que las ventas de drones comerciales llegarán a los 600.000 en 2016 y aumentarán a 2,7 millones para 2020. No obstante, por ahora la FAA toma medidas contra aquellos que vuelen drones sin permiso o que incumplan las normas de alguna forma.
En octubre del año pasado, la agencia propuso una multa de 1,9 millones a SkyPan International, una empresa de fotografía aérea con sede en Chicago, que había efectuado vuelos no autorizados en el espacio aéreo de Nueva York y Chicago (sin los permisos adecuados, los operadores de drones comerciales no pueden volar a 5,4 kilómetros de distancia de un aeropuerto, ni por encima de los 121 metros). A través de un comunicado publicado en su sitio web, SkyPan declaró que había cumplido con los reglamentos de la agencia.
Una serie de incidentes relacionados con los drones ha dificultado las estrategias de comercialización. Por ejemplo, en septiembre de 2015, un dron fuera de control se estrelló contra las gradas en el US Open en Queens. Un mes después otro se estrelló al aterrizar cerca de la Casa Blanca. Estos sucesos aumentan la preocupación pública que exige que los operadores de drones cumplan las normas.
Algunos nuevos negocios, como Identified Technologies, cuyas oficinas principales se encuentran en Pittsburgh, han contratado expertos para abordar los problemas jurídicos y regulatorios.
Identified Technologies usa drones para crear mapas en 3D de sitios en construcción lo que le permite a sus clientes supervisar el avance, distribuir el equipo de construcción con mayor eficiencia y detectar problemas en etapas tempranas. La compañía ha obtenido 4 millones de dólares para financiamiento.
Recientemente, Identified Technologies incorporó entre sus filas a dos empleados que solían trabajar en aerolíneas comerciales, con el propósito de ayudar a que los clientes obtengan la exención de la FAA, encontrar pilotos, asegurar los drones y completar el papeleo.
“La gente no se da cuenta de lo mucho que se tiene que hacer antes y después de un vuelo para poder estar en regla”, dijo el fundador de la empresa, Dick Zhang. “Nos encargamos de todo para que los clientes no tengan que hacerlo”.
Algunas compañías ayudan a los operadores de drones en el cumplimiento de los requerimientos regulatorios y de seguros. Skyward, que se encuentra en Oregon, provee software con mapas del espacio aéreo para mostrar dónde y cuándo es seguro volar.
Esta empresa, fundada por Jonathan Evans, un expiloto de helicópteros Blackhawk, también ayuda a rastrear quién está volando un dron específico, en qué ubicación y a qué hora; así emiten informes personalizados con los datos que requieren los reguladores y las aseguradoras.
Las pequeñas empresas esperan contar con el apoyo de corporaciones más grandes como Amazon, que ya implementó programas de drones. A fines de 2015, Amazon dio a conocer un video para promocionar Prime Air, el servicio que desarrolla para entregar paquetes pequeños en 30 minutos o menos. La empresa publica manuales en su sitio web donde propone cómo incorporar los drones al espacio aéreo de manera segura.
A medida que las barreras finales para su ingreso en el mercado comienzan a ser superadas, muchos anticipan una invasión de nuevos negocios. “Cuando se inventaron los teléfonos celulares, no imaginamos todas las formas en las que podríamos usarlos”, comentó Ellman de Hogan Lovells. “Con los drones sucede algo similar”.
Ellman y Gretchen West, un experimentado asesor de Hogan Lovells, fundaron Commercial Drone Alliance, una organización sin fines de lucro centrada en educar a los legisladores y al público en general sobre los drones comerciales.
Los aficionados y consumidores que vuelen drones también podrían iniciar una oleada de empresas emergentes. En diciembre de 2015, la FAA le exigió a los propietarios de drones para uso recreativo que registraran sus artefactos.
En los primeros 30 días después de la solicitud acudieron cerca de 300.000 propietarios. Algunos de ellos podrían decidir probar suerte y hacer dinero con sus artefactos. Lo más importante es que los aficionados podrían ayudar a mejorar la percepción pública del potencial de la industria, explicó Jenson de HoneyComb.
“La gente todavía no piensa automáticamente en los drones como herramientas comerciales. Pero ya estamos cerca de que eso suceda”, señaló.
Referencia a www.nytimes.com https://www.nytimes.com/es/2016/06/08/los-drones-despiertan-el-interes-del-sector-de-emprendedores/
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