Además de la tecnología háptica, los olores y los sabores se convertirán en archivos digitales en el futuro. Puede imaginar una oficina inteligente donde la sala de conferencias tiene ambientadores impulsados por IA que se conectan a una «base de datos de sabores», estos aromas pueden ser cualquier tipo de perfume para influir psicológicamente en los empleados como lo deseen.
Este tipo de tecnología se está experimentando en laboratorios de todo el mundo, como la limonada virtual de Singapur, que en realidad es agua que cambia tu sabor. Con esto, es posible imaginar una taza térmica inteligente que una de estas funciones sea agregar un edulcorante o azúcar virtual a la bebida a través de electrodos en el anillo de apertura de la taza.
Otro uso de la tecnología de transmisión multisensorial es catalogar varios olores y sabores para que sean recreados en futuras experiencias de realidad virtual mediante implantes neuronales y lentes de contacto inteligentes. En una especie de red neuronal, también puede ser posible compartir olores y sabores con otros usuarios, esto podría crear grandes posibilidades para el mercado de productos eróticos.
Lo que separa lo real de lo virtual es la ausencia total de sensaciones, olores y sabores, a menos que la tecnología del futuro resuelva este problema.